05/04/2023 por Dra. María del Carmen Romero Ferragut 0 Comentarios
Tipos de mordida
La oclusión, comúnmente conocida como mordida, se divide en tres categorías según la posición de los primeros molares y la posición oclusal de los dientes superiores e inferiores durante la oclusión. Estas categorías se denominan: Clase I, Clase II y Clase III.
Tipos de mordida
La oclusión puede determinar las diferencias esqueléticas y comprender las causas de las mordidas imperfectas. Esto ocurre cuando los maxilares superior e inferior no están bien alineados y se necesita tratamiento para alinearlos.
Si no se trata, la maloclusión puede provocar los siguientes problemas en:
- La masticación.
- La Digestión.
- El Desgaste de los dientes.
- El habla.
- La Articulación de la mandíbula (TMJ).
- Desorden del sueño.
- Los rasgos de su rostro.
Clase I
Una oclusión de Clase I es una mordida correcta entre los dientes, la mandíbula y el maxilar, dando a la persona un perfil equilibrado en el plano anteroposterior.
Clase II
Una mordida de clase II es aquella en la que el arco inferior es la parte más interna de la boca. Esto hace que el maxilar y los dientes frontales superiores sobresalgan más hacia adelante que la mandíbula y los dientes inferiores.
Los pacientes con un perfil de clase II tienen una apariencia convexa con el labio inferior y el mentón hundidos.
Los problemas con este tipo de oclusión pueden deberse a:
- Mandíbulas subdesarrolladas.
- Paladar demasiado grande.
- Una combinación de ambos.
Por lo general, estos problemas tienen causas genéticas, aunque pueden verse exacerbados por factores ambientales. El tratamiento ideal para esta maloclusión esquelética en adultos es la ortodoncia combinada con cirugía ortognática.
Clase III
Una mordida de Clase III es donde los molares inferiores no encajan con los superiores, demasiado hacia adelante. Esto hace que la mandíbula sobresalga más hacia adelante que el maxilar y los dientes superiores.
Los pacientes con esta maloclusión tienen un perfil hundido y un mentón protuberante. Esto se debe a una mandíbula superior subdesarrollada, una mandíbula inferior demasiado grande o ambas. En este caso, la solución ideal es también la cirugía ortognática.
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